NUESTRO TAMBOR

rasss, rassss, rasss, rasss… suena el tambor mientras rasgueamos con nuestros dedos su parche. Tú ries, juegas, preguntas y respondes usando ese amigo sonoro que nos sirve para estar en conexión en nuestro mundo, en nuestra relación musicoterapeútica.

Conectas con mi mirada y nuestra expresión corporal se pone de acuerdo. El sonido facilita tu expresión y comunicación, y eso seguro que te viene genial para estar bien contigo misma y con el mundo que te rodea.

Experiencias musicoterapeúticas… Gracias pequeñita G.

Tengo la mejor profesión del mundo.

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